viernes, 27 de abril de 2012


ME INDIGNA QUE NO HAYA SEGURIDAD

Hace unas semanas asaltaron la casa de mi amiga Silvana. Los ladrones entraron por la ventana, que da la parte trasera de la casa aprovechando que no había nadie. Sabían que la familia estaría en un club de Chosica. Es así que entraron y dejaron la casa casi vacía, se llevaron los televisores, ropa, joyas y demás objetos de valor.  Hasta se atrevieron a prepararse unos sándwiches  y disfrutarlos con gaseosa y otras bebidas que encontraron en el refrigerador.

El  domingo por la tarde al llegar felices y relajados, Silvana y su familia, se encontraron con la desagradable escena. Todo desordenado como si el más destructor de los huracanes hubiera descargado toda su ferocidad en su casa. Decidió subir a su habitación, antes de que pudiera llegar, vio regados por el piso algunos de sus libros y cuadernos junto con algunas de sus prendas, subió corriendo, entro a su cuarto y vio que su laptop, televisor, dinero, ropa  y peluches no estaban, sintiendo impotencia y rabia se puso a llorar. Su papá llamo a la policía para reportar el robo.

Decidió  llamarme y contarme lo sucedido “se han llevado todo”, “mi ropa, mi laptop, el dinero que había juntado para pagar el ICPNA”.  También me contó que su papá tenía guardado alrededor de 5mil soles para dar de adelanto para un departamento que pensaba regalarle al cumplir los 21 años.

Los errores más comunes que cometemos al salir de viaje, son no tomar las precauciones debidas, como pedirle a un vecino que le dé una “miradita” de rato en rato a la casa o decirle a algún familiar cercano que se quede a dormir en la casa mientras no estamos. También podemos instalar cámaras de seguridad, así estaremos más tranquilos y podremos disfrutar de nuestro día en familia sin encontrarnos con escenarios tan desagradables como lo que ocurrió en la casa de Silvana.

Esto se repite casi a diario en nuestra capital.  Ya no se puede ni salir al mercado. Los robos a casas se perpetran en tiempo récord. La ciudadanía siente temor de dejar las casas solas o tan solo con sus menores hijos, ya que los "amigos de lo ajeno" al encontrase con alguien en la casa pueden volverse violentos y hacerles daño hasta llegar a matarlos.

En el Perú la inseguridad aumenta. Las autoridades hacen poco o nada al respecto. Es así que cada vez que leemos el titular de algún diario o vemos el noticiero todo es violencia robo o delincuencia. Por más que se denuncien estos casos en la comisaria, pocas veces los afectados llegan a recuperar sus cosas.




lunes, 23 de abril de 2012

Las malvinas



El robo que me volvió desconfiada
Cuando tenía 16 años, recuerdo que un día al salir de clases decidí ir a las “Malvinas”, quería comprarme un celular, pensé que era el mejor lugar para comprarlo ,puesto que mis compañeros del colegio siempre hablaban de las cosas que podías encontrar en ese “centro comercial”  a bajo precio. Mi mamá me había prohibido ir a ese lugar y menos sola, pero como yo ya estaba en “la calle” decidí desobedecerla, total era mi dinero y era mi tiempo el que perdía, en que podría salir perjudicar ella.

Al promediar las 3pm de la tarde, llegue a la cuadra 4 de la avenida Argentina al centro comercial “las Malvinas” e ingrese para ver los celulares, habían de todos los colores, de diferentes precios, cada modelito era más alucinante que el anterior, todos los puestos estaban abarrotados de gente que al igual que yo habían venido a comprarse un celular. Recorrí casi todos los stands buscando el celular más bonito, con un diseño único y original, al pasar por los stands de la parte posterior lo encontré era blanco con negro, tenia de todo y el precio era lo mejor s/.80 soles, un celular que en la  tienda oficial de CLARO costaba algo de s/.400 soles. No note nada sospecho pensé que como era “usadito” su precio había bajado.

Sin dudar lo compre, la señora que me atendió se mostraba tan amable, lo puso en una cajita, con el cargador y de “regalo” una carcasa negra. Yo estaba muy contenta, la señora me dijo “ponlo en tu mochila hijita”, “no te lo vayan arrebatar” yo le hice caso y lo guarde en mi mochila, agradecí y me dirigí a la salida.

A los pocos minutos que Salí de “las Malvinas” ya estaba de noche, el lugar era oscuro y desierto, con  veredas orinadas y  bancas llenas de basura, de pronto sentí que mi mochila vibraba, entonces me saque la mochila y era el celular “alguien estaba llamando”, decidí contestar, pero el sonido finalizo, cuando me disponía a guardar mi celular en su cajita  para volver a ponerlo en mi mochila, se acercaron dos señoras y un chico ,las señoras me dijeron que les diera lo que llevaba en mi mochila si no lo hacían ellos a la fuerza. Asustada decidí sacar todo lo que había en mi mochila y ponerlo a un lado de la banca, cuidando de no sacar la caja con el celular, pero el chico que iba con ellas me la arrancho antes de que pudiera taparla, al ver que no tenía nada mas de “valor” se alejaron caminando a paso lento.

Me quede unos cuantos minutos tratando de asimilar lo que había pasado, entonces reaccione, ¿Quién mas pudo saber del celular? ¿Quién sabia el número? La respuesta vino a mi mente casi de inmediato “la señora tan amable que me vendió el celular”, pues ese era su “modus operan ti”, incautas como yo le compraban el celular y ella mandaba a sus “cómplices para recuperarlo”.

Desde ese día decidí jamás volver a pisar “las Malvinas”, ni comprar algo barato en un lugar de dudosa procedencia.

ICPNA


¿Inseguridad dentro de un centro de estudios?

Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA), sede Miraflores, un viernes de agosto del 2009 alrededor de  las 5pm, se produjo el robo de la mochila y celular a una joven estudiante que se disponía a entrar al  baño en el octavo piso del ICPNA.  

Y es que el encargado que cuida la puerta de entrada, no pide el recibo ni algún otro documento a la hora de ingreso de los estudiantes, la señorita se dirigía a su salón, usando el ascensor, que a su vez iba dejando alumnos en diferentes pisos donde tenían clases, sin percatarse que su agresor se hacía pasar como un estudiante mas.

 Es así que el supuesto “estudiante” sube hasta el piso ocho junto con la señorita, ella sin adivinar lo que le está a punto de suceder se dirige al baño, es ahí donde el  joven de casaca negra, con gorra y guantes negros empuja a la jovencita dentro del baño y con cuchillo en mano le ordena que le dé su mochila y celular amenazándola con lastimarla si esta grita o se niega a entregarle sus cosas, después de perpetuado el hecho, el agresor le dijo que se encierre en el baño y que por ningún motivo vaya abrir la puerta, ella asustada hace lo que él le pidió.

Unos minutos más tarde y aun en estado de shock la jovencita escuchas unas voces y decide abrir la puerta, es ahí donde sus amigas se percatan que algo le había sucedido, ella les conto lo que paso, sus amigas no lo podían creer, una de ellas decide contarle al profesor, este decide informar a la dirección y una profesora llega al salón a llevarse a la señorita agraviada para que le cuente lo sucedido.

El ICPNA no cuenta con cámaras de seguridad, el joven que asalto a la señorita en el baño del Instituto nunca fue atrapado. Mi amiga que estudiaba en el mismo salón que la agraviada, fue la que me contó lo ocurrido esa tarde, mi salón se ubicaba en el noveno piso, pudo haberle pasado a mi amiga o pudo haberme pasado a mi, felizmente yo la mayoría de veces llegaba al salón justo a la hora que sonaba la campana, después de este hecho no escuche de otro,  desde ese incidente el encargado de la puerta estuvo más atento, ahora si pedía algún documento o el recibo de matrícula para ingresar.

Cogoteos al paso


¿LA VICTORIA?

La victoria, nombre heroico para el distrito limeño donde las pandillas juveniles hacen de las suyas a vista y paciencia de la policía. No es raro ver como a pocas cuadras del recientemente inaugurado tren eléctrico, estos jóvenes que ni llegan a los 18 años de edad  cogotean a despistados transeúntes, dejándolos desmayados en la pista, sin sus pertenecías y con la ropa rasgada.

Se han implementado cámaras de seguridad en las cuadras 1, 2 y 3 de la avenida aviación, pero esto no parece frenar el afán delictivo de estos jóvenes, acostumbrados a vivir a la expensas de lo que arrebatan a sus víctimas. Se hacen operativos y se logra capturar a algunos de estos jóvenes, pero por ser menores de edad y  como al momento de la detención no hay denuncia en la comisaria que los acuse de haber robado, son dejados en libertad y a  los dos o tres días siguen cometiendo estos actos de vandalismo.

Viven rodeados de la inmundicia, donde la droga, la prostitución y demás vicios son el despertar y anochecer de cada día, pero que anhelos de superación pueden tener estos jóvenes si papá, mamá, abuelos, tíos, hermanos mayores y demás familiares se dedican a estos “trabajitos”. Muchos de estos jóvenes pertenecen a bandas que se pelean por la zona, marcando su territorio, estas peleas se realizan en zonas descampadas, pero no a puño limpio ni de uno a uno, sino con filudos cuchillos, a pedradas y con armas caseras, solo termina la pelea cuando la mayoría de la pandilla contraria es mutilada o asesinada.

Algunas veces estas pandillas se pelean en plenas calles asustando a los vecinos de la zona. El caso que llamó la atención fue el de joven que esperaba en el paradero  la combi que lo llevaría a su casa, cuando de repente se vio rodeado de 10 pandilleros que lo atacaron,  a punta de cuchillos y machetes le cortaron las manos. Y esos son solo algunos de los casos reportados, existen más casos que han quedado en el olvido y que seguirán quedando así mientras las autoridades no hagan nada por detener la delincuencia en esa zona casi olvidada de la capital.






domingo, 22 de abril de 2012

Inseguridad en Santa Anita



ALERTA POR AUMENTO DE ROBOS


La inseguridad en santa Anita  ha  incrementado, ahora los cogoteos, robos al paso de carteras, celulares, mochilas hasta lentes de sol, suceden a plena luz del día. Refiere Maricela Rojas a quien le arrebataron el celular, cuando se disponía a subir a la combi rumbo a la universidad. “todo ocurrió tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar”, “quise bajarme de la combi, pero los pasajeros me dijeron que sería peor”. Y es que a lo que va del año la comisaria de Santa Anita ha recibido varias denuncias sobre estos hechos.

Milagros Heath estudiante de arquitectura, cuenta que al promediar las 9:30 de la noche subió al puente Santa Anita a esperar la combi que la llevaría a su casa y se le acerco un hombre de estatura promedio y con cuchillo en mano le exigió que le entregara su mochila, ella asustada no tuvo  otra alternativa que entregar sus cosas. “Estaba asustada, temía que me hiciera daño, así que le dije ya toma llévatela”, “cuando pude reaccionar, él ya se había ido, baje del puente en busca de ayuda pero no había policía ni serenazgo”, “a la mañana siguiente fui a la comisaria de Santa Anita, le conté al  policía del robo y me dijo: “¿A ti te ponen cualquier cosita y tu entregas todo?”, “ese comentario estuvo demás, se supone que es su trabajo estar cuidando la zona, sabiendo que es peligrosa de día y mucho mas de noche”. A pesar de que se han implementado cámaras de seguridad que son monitoreadas las 24 horas del día, la presencia de la policía es nula.

Estos sujetos no operan solos, ayer sábado 14 de Abril de 2012, Gustavo Izquierdo trabajador de construcción civil fue víctima de cogoteo, era la 1:00 de la tarde y un grupo de delincuentes lo acorralaron y lo despojaron de todo lo que traía consigo. “Estaba esperando en el paradero a mi esposa quien me traía almuerzo, cuando fui rodeado por un grupo de 5 jóvenes, uno me agarro del cuello mientras el resto me rebuscaba los bolsillos”, “sentía que me faltaba la respiración, pero mas temía porque llegara mi esposa y le hicieran daño”, “se llevaron los 50 soles que había pedido de adelanto para comprar unos textos  para mi menor hija”.

El distrito de Santa Anita en especial el ovalo, el puente y la zona de los bancos, se ha convertido en tierra de nadie, se cometen asaltos al paso, cogoteos a plena luz del día, convirtiéndolo en un distrito inseguro e intransitable. Mientras Las autoridades brillan por su ausencia.